El Campeón dándolo todo
Acudir a clase con madreñas no es una seña de
identidad, es una gilipollez.
Cuando el desconocimiento y la brutalidad llegan
al poder, caemos en delirios extremos como componer himnos absurdos, cuyas
letras salen de las cabezas de los responsables de las ocurrencias y los
saraos.
No hay nada más triste que caer en el localismo
radical.
Mirarse el ombligo no garantiza la limpieza de las
pelusas que crecen dentro.
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