No es la primera vez que cuento esta historia, pero me gusta recordarla y no me importa hacerlo de nuevo.
Un Crítico de Arte de avanzada edad, y algo disparatado en sus formas y tesis, gustaba de presumir en público de haber asistido a todas las ediciones de la Feria de todas las Ferias desde su creación, y de eso ya ha llovido algo.
Religiosamente acudía a la Capital en las fechas tan señaladas para él y su liturgia se repetía año tras año, aunque esto no lo contaba.
El Sábado por la mañana se paseaba por los pasillos del evento para por la tarde, tras una comida hipercalórica, encerrarse en la habitación del hotel, echar una cabezadita y, con los auriculares en ristre, disponerse a escuchar el Carrusel Deportivo.
El Domingo volvía de la "excursión" y escribía la crónica anual, donde siempre se observaba la fortaleza de la pintura como disciplina.
Ilustrativo de lo que cuento. Imagen de Eugenio Ampudia
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