viernes, 11 de febrero de 2011

Gotelé. Segunda Parte

Cómo no debió de ser la cosa para que los responsables del asunto nuca se atreviesen a dar las cifras reales y el coste final de la magna obra, regalo del Estado Español al parlamento Europeo, entonces estábamos que lo tirábamos.
Hubo quien afirmó que había muy pocos artistas en el mundo mundial con capacidad para acometer una pieza de estas dimensiones y embergadura, tan faraónica era la empresa que el artista, en un arrebato de creatividad se acordó de los chorreones de unos cuadros perpetrados unos años antes, también le debió de venir a la memoria los cómics que leía compulsivamente en su infancia, e incluso creo que la imagen de los pintores que encalaban las fachadas de las casas insulares.
Reunidos todos los elementos en su memoria, inventó un artilugio a medio camino de la Fiesta de la Espuma y las armas de Star Trek y blandiendo su poderosa pistola, fulminó de un tirón la superficie blanca, ante la aterrada mirada de los eurodiputados, acojonados vivos ante la posibilidad de que aquellos chupones se disparasen sobre sus cabezas, abriéndolas como melones.
A continuación, enfundó el arma y se retiró a Mali.

















El invento

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