Escribe Estrella de Diego
un artículo sobre críticos y comisarios, preguntándose quién ostenta hoy el
poder dentro del panorama artístico.
Hace unos años, no
muchos, tuvo lugar una exposición de la Huerta de San Vicente de Granada, lugar cargado
de significación por razones obvias. En ella se pudieron ver obras memorables
como la fotografía de Gilbert and George sobre la cama de Lorca (sorprendidos de que fuese tan pequeña
y preguntándose cómo podía dormir el poeta y su mujer allí, algo que ya da
pistas de cómo está el patio) o ese pequeño teatrillo de personajes que
aparecían bajo esa misma cama, maravillosa propuesta de Bestué y Vives.
Lo más reseñado de lo que
cuento no fueron las piezas, todo el mundo acudió en peregrinación a ver el
trabajo de Hans Ulrich Obrist, su comisario, lo importante no parecían las piezas, lo extraordinario era que la megaestrella había trabajado allí, el personal preguntaba a la vuelta por el trabajo de él, las obras pasaron a un segundo plano.
Tampoco se reparó en otro dato importante, el presupuesto final de todo aquel jolgorio, un auténtico disparate, pero el esfuerzo había merecido la pena.
Las divas del pop se lo merecen todo.
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