martes, 19 de marzo de 2013

Valentín




Hace unas semanas, entre el caos que conlleva una mudanza, encontré entre mis manos un libro que me hizo sentarme sobre una caja y volver a abrirlo. El título “Un kilim para Rimbaud”. Repasando sus páginas volvía a leer el texto de José María Rueda, en el que se repasaban aquellos años de aventura y aprendizaje en Granada. También narraba un instante mágico en el que el cineasta Pere Portabella detenía el rodaje de una película sobre la imagen de una figura delicada, sobre unos movimientos pausados y delicados como eran los gestos de Valentín Albardíaz.
Unos días más tarde regalé el libro a una amiga enamorada del color.
Hoy llevo todo el día con esas imágenes en la cabeza, con los colores y, sobre todo, con la silueta frágil y tímida de Valentín dando vueltas en mi cabeza.
He escrito a amigos para que me dijesen que no era cierto, que no había ocurrido.
Desgraciadamente sus respuestas no han sido las esperadas.