lunes, 16 de abril de 2012

Imágenes premonitorias

Hace unos días se inauguraba a bombo y platillo la exposición de Damien Hirst en la Tate Modern, entre la controversia sobre la durabilidad del discurso y la presencia de la mercadotecnia, no en vano su principal valedor es un publicista.
Entre la multitud de imágenes que siempre rodean las puestas en escena del artista, destacaba la que acompaña esta entrada, tomada en una sala de disección cuando el artista contaba la edad de 16 años y que nos muestra a un joven descarado y sonriente junto a una cabeza separada de su tronco.
No es difícil establecer paralelismos con lo que vendría más tarde, en piezas que en mi opinión  están dotadas de una enorme carga de profundidad, entre lo grotesco, lo dramático y el nihilismo más desafiante, independientemente de la implicación de los órdenes mercantiles en todo el proceso.


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